Las mujeres vienen pisando fuerte en el apasionante mundo de la operación de maquinaria pesada. Así lo demuestran las historias de estas cinco operadoras, integrantes del Club de Operadores de Equipo Pesado, iniciativa de responsabilidad social de Ferreycorp y sus empresas Ferreyros, Unimaq y Orvisa, quienes incentivan a más mujeres a perseguir sus sueños.
Capacitación, capacitación, capacitación
“Para aprender a operar hasta llegué a dormir en los cerros para que me den una horita de práctica. Y siempre estoy en constante capacitación. Sea donde sea, no me pierdo ninguna”, dice Juana Torres López, destacada finalista del III Concurso “El Mejor Operador del Perú”, organizado por el Club, en la categoría Excavadoras.
“Amo mi trabajo y eso ha hecho que día a día quiera tener más información, vaya a más capacitaciones y llegue al lugar donde he llegado. En todos los proyectos siempre he sido la primera en llegar y me siento afortunada y orgullosa. Tenemos las mismas capacidades que un varón. Las mujeres podemos salir adelante y hacer el trabajo como ellos lo hacen”, asegura esta operadora cusqueña.
Al mando de los ‘fierros’
Sara López ha conquistado el sueño de muchos operadores de maquinaria. Tiene una experiencia de dos años operando camiones mineros como el CAT 793F, capaz de cargar 250 toneladas; además, tiene otros seis años en la operación de excavadora, máquina con la que inició sus actividades, y en la que se viene desenvolviendo actualmente.
Esta operadora, natural de Cajamarca, considera que el trabajo que realizan ella y sus colegas operadoras está abriendo camino a más mujeres. “Me encanta mi trabajo porque a través de este somos una imagen para todas las mujeres. Una va demostrando, conforme va trabajando, que puede hacer lo mismo que un operador”.
Calidad de vida y realización
La operación de maquinaria es retadora, pero con muchas satisfacciones. Así lo cuenta Juana Castro (Lambayeque), quien opera cargadores frontales, minicargadores y retroexcavadoras: “Mi trabajo me da la satisfacción de darle mejor calidad de vida a mi familia; a nivel profesional, adquirir más conocimiento, tener un buen trabajo, enseñar a mis compañeros que recién están comenzando, tener más oportunidades laborales”.
Hay desafíos que encarar. Más de una vez Juana se ha encontrado con que algunos consideran que el trabajo de las mujeres no es equivalente al de los hombres. Pero eso nunca la ha detenido. “He puesto más ímpetu, más ganas de seguir trabajando, de capacitarme para poder llegar hasta donde estoy. Ahora tengo más de ocho años de experiencia y estoy muy orgullosa de ser operadora. Me siento completa”, asevera.
El apoyo familiar
Aún en muchas familias se debe romper el mito de que la operación de maquinaria es una carrera para hombres. Afortunadamente, este no fue el caso de Katerin Cullampe, operadora de cargador frontal, cuya familia –de la ciudad de Rioja, en San Martín– recibió con emoción su decisión.
Recuerda con claridad la alegría de su padre al saber que había terminado la carrera de maquinaria pesada. “Fue lindo que mi papá se sintiera orgulloso de mí. Es más, él todos los días venía y me abrazaba porque algún amigo le decía: ‘¡Oye, tu hija opera! ¡Felicitaciones!’”, afirma Katerin. Una muestra más de la importancia de que las familias apoyen a las mujeres en seguir su vocación.
Perseverancia ante todo
Vanessa Bejarano, especialista en cargador frontal de Cajabamba, Cajamarca, opera maquinaria pesada desde el año 2011, tras realizar un curso en una escuela en Trujillo. Comenzó trabajando en la municipalidad de esta provincia; luego en una cantera; y posteriormente en una carretera en Jaén.
“Cuando inicié como operadora, uno de los retos fue entrar a la primera empresa con la cual trabajé. Tuve que competir con varios operadores con más años de experiencia, pero gracias a Dios perseveré y logré conseguir el puesto. Yo asistí a uno de los primeros cursos del Club que se dieron a nivel nacional y eso me ayudó mucho”, comenta.
“A las mujeres operadoras yo les diría que se animen: que no tengan miedo, que todas podemos llegar a operar las maquinarias, que confiemos en las capacitaciones, y que tengan la fuerza de voluntad de poder superarse”, concluye.